Todo el siglo XV está lleno de derrotas de los reinos cristianos ante el empuje del potente Imperio Otomano. Constantinopla caería en 1453 ante el que el sultán Mohamed II. Venecia también cedería en el Adriático, Egeo y Jónico. En el siglo XVI Solimán tomaría Belgrado en 1521, y once años después los Caballeros de la Orden de Malta serian expulsados de Rodas en 1522.
En 1525
Francisco I, rey de Francia se encontraba totalmente derrotado en
Pavía y preso de Carlos V. Aislado y ante el apabullador poder que estaba
atesorando el Emperador con cada batalla que ganaba, se vio tan desesperado que se ofreció a Solimán para tenerlo de aliado. El Imperio Otomano pretendía expandirse por el
Danubio para dominar las rutas comerciales, instaurándose en Centroeuropa, tierra
de los Habsburgo, principales enemigos de Francia.
Por ello
Francisco I y Solimán accedieron a esta alianza que
era beneficiosa para ambos, obviando las diferencias
religiosas que los separaban, con el sorprendente beneplácito del papa Clemente VII.
BATALLA DE MOHACS 1526
Continuando con su expansión en
Europa, Solimán le propuso vasallaje al Reino de Hungría y la
respuesta de Luis II de
Hungría fue matar a los
emisarios que le propusieron tal deshonroso acuerdo. De esta manera se
preparaban para la guerra ambos contendientes. Encontrándose en el campo de
batalla de Mohacs. Por parte otomana contaba con un
ejército mayor, lo cual llevó a que ocurriese lo esperado, una inapelable
victoria Turca. En esta batalla murió el joven rey Luis II, cuñado de Carlos V, casado con
su hermana María, junto con gran parte de la nobleza.
Con esta decisiva victoria de
Solimán quedaba el terreno libre hasta Viena, que sería su siguiente destino.
Expansión del Imperio Otomano |
Para suceder al difunto Luis II, sin descendencia, se postuló el archiduque
Fernando que estaba casado
con la hermana de Luis II, Ana de Bohemia y Hungría. Fernando fue coronado rey
de Bohemia y también de Hungría según las leyes dinásticas. Pero la nobleza
húngara eligió a Juan Szapolay como rey de Hungría, con lo cual habría
dos reyes a la vez.
Szapolay fue derrotado por las tropas imperiales y huyó de
la capital húngara Buda, actual Budapest. Pidió ayuda al
papado y Francia que estaban en pugna con los Habsburgo, pero no la obtuvo, por
lo que tendió su mano a Solimán. Se puso a su servicio, incluso estuvo en el sitio de Viena de 1529.
Fernando llegó a una acuerdo
secreto con Juan I de Szapolay en 1538 por el cual, debido a su falta de descendencia le
sucedería a su muerte. Pero antes de morir tuvo un hijo en 1540, Juan Segismundo
Szapolay, que fue coronado rey de Hungría en contra de lo acordado con
Fernando. Esto supuso que Fernando se opusiese a esta elección. Solimán al enterarse del tratado que había de sucesión
del Reino de Hungría a sus espaldas se sintió traicionado y la invadió.
Quedando de esta manera dividida Hungría en tres partes. La parte occidental
pasaría a Fernando, la central a los turcos y el resto sería el Principado de Transilvania,
vasallo del Imperio Otomano, con Juan Segismundo Szapolay como su Príncipe.
SITIO DE VIENA 1529
Solimán toma como base Belgrado
para iniciar el camino hacia Viena,
siguiendo el curso del Danubio. Le acompaña mal tiempo, lo que sería una constante durante
todo el asedio. Solimán prometió a la población que si se rendían y se
convertían al Islam serian perdonados y mantendrían todos sus bienes, de lo
contrario destruiría la ciudad y serian esclavos de por vida.
La
población civil huyó antes de la llegada del ejército otomano, quedando
principalmente hombres que la pudiesen defender. Fernando pidió ayuda a su
hermano Carlos I para la defensa de Viena, pero en aquel año Carlos se
encontraba inmerso en la guerra contra la liga del Cognac, con lo que no pudo
prestarle ayuda. Gran parte de la nobleza desconfiaba de Fernando, en el Imperio era visto como un extranjero. Hay que recordar que nació en Madrid y fue criado en la corte castellana.
Lutero llegó a pedir ayuda para los
Habsburgo en su lucha contra el Islam.
Ante esta impasividad solo se pudieron
enviar 1.500 lansquenetes comandados por
Nicolas de Salm, un veterano de
la batalla de Pavía. Mientras que por parte de María
de Hungría, que era
la gobernadora de los Países Bajos en aquel momento, y que había sido
la esposa de Luis II enviaría 700 españoles al mando de Luis de Ávalos, en su
mayoría arcabuceros.
Solimán el Magnífico |
El 27 de septiembre comienza el
asedio. Las zonas de las afueras de la ciudad son tomadas y saqueadas por la
caballería. Comienza el bombardeo de la ciudad sin la artillería más
pesada que no había llegado. Esta no era la única arma de que disponía Solimán
para tomar la ciudad. Se apoyaban en la colocación de minas debajo de las
murallas para que cuando hicieran explosión se pudiesen abrir brechas en las mismas por las que entrarían los jenízaros,
sus fuerzas de élite. Estos eran niños cristianos que procedían de los Balcanes
y que habían sido secuestrados para ponerlos al servicio del Sultán.
Pero el tiempo le daba la espalda
a los sitiadores, llovía mucho y esto hacia que la pólvora estuviese húmeda y
los campos embarrados dificultando cualquier acción hostil. Las provisiones
escaseaban debido al largo camino que había recorrido el ejército otomano y a
que los vieneses hicieron todo lo posible por no dejar nada que sirviera de
sustento a los invasores.
Durante el asedio, los tercios que estaban
defendiendo la ciudad junto, con soldados de infantería hicieron múltiples salidas. En una de ellas atacan a un grupo de
soldados otomanos empujándoles hasta el Danubio, donde fueron abatidos o
ahogados por sus aguas 1.500 hombres.
Los defensores atacan el
campamento turco consiguiendo un prisionero que les cuenta donde se encuentran las minas. Los lansquenetes buscan las minas que estaban colocando, pero no puede destruirlas
todas. Las explosiones y la artillería consiguen derribar parte de una muralla
por la que los jenízaros intentan el asalto a la ciudad, donde son
recibidos por la infantería y la arcabucería siendo repelidos,
con numerosas bajas por parte de los asaltantes.
Ante el mal tiempo y la falta de
provisiones Solimán baraja la idea de la retirada, ya que se
aproxima el frío, encontrándose muy lejos de sus bases, y los
vieneses no han mostrado síntomas aún de agotamiento. De esta manera el 14
de octubre comienza a levantar el campamento y poner fin a este primer sitio de Viena.
FERNANDO I REY DE ROMANOS 1531
Fernando I de Habsburgo |
Con ello organizó a la familia Habsburgo. Por un a parte lo que sería la dinastía Habsburgo española y por otro la Austriaca.
De esa manea además de implicar a su hermano Fernando en las arduas labores de gobernanza del Imperio, tan convulso por las ideas religiosas, lo tendría a su lado durante todo su reinado.
Primero en el verano de 1530 nombró a Fernando archiduque de Austria. Seguidamente el 5 de enero fue elegido por los electores, con los votos en contra de Juan Federico de Sajonia y Felipe de Hesse. Sería coronado en Aquisgrán el 11 de enero de 1531 como Fernando I rey de Romanos.
VIENA 1532
En 1532 tras el fallido sitio de Viena de 1529, Solimán volvió a intentarlo. Llevaba consigo
un majestuoso ejército, compuesto entorno a los 200.000 hombres, aunque la
cifra es estimada puede que fuesen menos. Acompañado del visir Ibrahim Pachá. En esta ocasión
no seguiría el curso del Danubio para evitar
las lluvias que tres años antes mermaron sus
fuerzas e impidieron que pudiese contar con
la artillería de mayor calibre. Iría por Osijek, en la Hungría de Fernando, conquistando las ciudades que estaban a su paso
hasta llegar a Güns.
Entretanto Carlos V lograba reclutar el grandioso ejército
de más de 110.000 hombres. 30.000
provenientes del imperio, otros tantos aportó Fernando desde Austria y unos
50.000 por parte española, italiana, polaca y flamenca. Este nutrido ejército
se reúne en Ratisbona. Iban los mejores mandos del momento como, el
marqués del Vasto, el conde de Nassau, Antonio Leyva, Federico II del Palatinado, marqueses de Villafranca y Cogolludo, duque de Béjar y de Alba que sería el último en acudir, más representantes de las casas de Medina -Sidonia, Nájera, Alburquerque y Mondéjar. Para poder
mantener este ejército se necesitaría mucho dinero,
que vendría del rescate de los hijos de Francisco I
de Francia, prestamos de la nobleza española y de las cortes castellanas,
además de fondos aportados por los flamencos y portugueses.
En Güns, actual Köszeg en Hungría,
hay menos de mil defensores croatas al mando de Nicolás Jurisic empeñados en
defender su ciudad ante todo el contingente otomano. Mientras Carlos y Fernando
llegaban en agosto a las afueras de Viena y acampaba junto al Danubio.
La defensa de Güns fue
espartana. Pachá se encargo del asalto a la ciudad. Comenzaron con los
bombardeos y la colocación de minas para derivar los muros de la
ciudad. Esta resistía la embestida de los cañones turcos, debido
a que no eran los de mayor potencia. Pero con el uso continuado de las
minas, las murallas empezaban a derruirse. Los jenízaros se lanzaron multitud
de veces al asalto siendo repelidos.
Así estuvieron 25 días hasta la rendición de la plaza.
Después de Güns, Solimán no llegó a
presentarse en el campo de batalla de Viena. Quizás por temor a
ser derrotado, o por las inclemencias meteorológicas, es algo que no
se sabe. Parece que el propio Francisco I, temeroso de que Carlos le venciese y dejase de tener preocupación
por la amenaza turca, le sugirió al Sultán que no se enfrentase
a Carlos.
Por esta razón o la que fuere se inició la retirada
turca. Fernando negoció en 1533 con Solimán un tregua en la
cual admitía a Juan I de Szapolay como
rey de Hungría, retirándose de los territorios húngaros que
aun poseía y pagándole un tributo anual. Por parte otomana se
le reconocía como rey de Austria. Este tratado fue roto cuatro
años después volviendo a enfrentarse el Imperio nuevamente contra el poder
Turco.