Pages

Mauricio de Sajonia y la guerra de los príncipes alemanes 1552

GUERRA DE LOS PRÍNCIPES ALEMANES 

  Eran tiempos triunfales para el emperador Carlos V. Estaba en el cenit de su poder, en paz con sus enemigos tradicionales: franceses y turcos. Había desarticulado la Liga Esmalcalda y encarcelado a sus cabecillas. Solo le quedaba plasmar esta paz en Alemania con un Concilio que aglutinase a todos sus súbditos y evitase la división religiosa del Imperio. Pero el peligro estaba dentro y tenia nombre, Mauricio de Sajonia.

LIGA DE KÖNISBERG 1550

Ante la aparente tranquilidad que reinaba, y la figura del Emperador presente en Bruselas y Alemania, con la desarticulación de la Liga Esmalcalda, y la proclamación del Interim hasta que concluyese el Concilio de Trento, algunos príncipes protestantes no estaban conformes con el devenir de los acontecimientos y empezaron a agruparse de nuevo en una liga que defendiera sus intereses. Esta liga la formaban Juan Alberto de Mecklemburgo, Alberto de Prusia, a la que se unieron Guillermo de Hesse, hijo de de Felipe de Hesse, Alberto de Brandemburgo y la figura clave del mundo protestante Mauricio de Sajonia. Estos dos últimos fueron aliados de Carlos en Mühlberg y ahora conspiraban a sus espaldas.

Carlos es advertido desde diversas estancias en los movimientos sospechosos del que era jefe de sus ejércitos en Alemania. Pero Carlos no lo quería ver, seguía confiando seriamente en Mauricio, a pesar de sus desencuentros por el encarcelamiento de Felipe de Hesse.

DUCADO DE PARMA

Entre tanto en Italia Enrique II no estaba conforme con los términos de la Paz de Crépy, y seguía aspirando a posesiones en Italia. Se alió con Octavio Farnesio casado con Margarita, hija ilegitima de Carlos. Hubo unos conatos de ataques entre franceses y españoles que se encontraban en Milán, que fueron apaciguados, pero no extinguidos. Algo que daba alas al Rey francés.

MAURICIO Y LA REVUELTA DE LOS PRÍNCIPES 1551-1552

Carlos en su intento de instaurar el Interim pidió fondos a la Dieta para someterlo en la ciudad de Magdeburgo. Levantó un ejército que se puso a las órdenes de Mauricio de Sajonia como había pedido la asamblea. Aquí es donde empieza la trama más oscura de toda la reforma protestante.

Mauricio e Sajonia
Mauricio era luterano, pero fue seducido por el Emperador con territorios si vencían a la Liga Esmalcalda, lo que originó su cambio de parecer. Tras la victoria en Mühlberg obtuvo el electorado de Sajonia de su primo Juan Federico, convirtiéndose en el príncipe más poderoso e influyente del Imperio. Consiguió que su suegro Felipe de Hesse se entregase bajo la condición de ser perdonado, pero Carlos faltó a su palabra y lo encarceló. Con todo esto Mauricio era blanco de las críticas de todos los luteranos. Además el landgrave de Hesse lo acusaba de traidor por haberle prometido la libertad si se entregaba y estaba en prisión. Por otra parte Carlos, hacia oídos sordos a las múltiples peticiones de libertad de Felipe de Hesse. En el ansiado Concilio, no dejaban participar a los teólogos protestantes más prestigiosos. El propio Mauricio como guiño a los luteranos, escribió al Emperador diciendole no aceptaría un Concilio que fuese presidido por el Papa, y sin que pudiesen votar y ser oídos los delegados protestantes.

Con todo esto Mauricio se puso al mando del ejército que debía hacer cumplir el interim en la ciudad de Magdeburgo, defendida por Alberto de Mansfeldt. En una salida capturan a Jorge Mecklemburgo, otro príncipe protestante que está de parte de los católicos pensando en obtener el señorío de Magdeburgo. Mauricio dilato demasiado el cerco que puso a la ciudad, hasta que para no levantar sospechas la tomó en noviembre de 1551. En las capitulaciones la ciudad debía de aceptar en interim, pagar una multa y poner en libertad al duque de Mecklemburgo.

Un mes antes Mauricio había tenido contactos con la Liga de Königsberg y Enrique II de Francia para aliase y atacar a Carlos V, en lo que sería el Tratado de Chambod. También el príncipe sajón tuvo contactos con  el gobernador de Magdeburgo, el conde Alberto de Mansfledt, poniéndole en aviso de cuáles eran sus planes.

Mauricio, el general de los ejércitos Imperiales en Alemania, ideo un plan para antes de dar la cara como la cabeza visible de la rebelión y seguir confabulando. Pagó de su bolsillo parte de las pagas a los soldados y los licenció, para que su cómplice el duque de Mecklemburgo los reenganchase y así contar con un nuevo ejército protestante sin ser él sospechoso. Y aun más para no levantar sospechas mando a Melanchton y otros teólogos protestantes a Trento para exponer sus tesis.

Juan Alberto I, duque de Mecklemburgo
Mientras el Emperador se encontraba en Innsbruck, donde se había trasladado para estar más cerca del Concilio, que era lo que más le preocupaba, ya que seguía pensando que era la solución a la división espiritual del Imperio. Desde la distancia no se percató de los manejos del duque de Sajonia, pese a ser reiteradamente advertido por Alba y su ministro el obispo Granvela, de las extrañas compañías y reuniones que tenía Mauricio.

TRATADO DE CHAMBOD 1552

Pero para que las aspiraciones de los luteranos llegaran a realizarse necesitaban un empujón desde afuera en forma de dinero y respaldo militar. Como no, eso llego desde Francia, que estaba como siempre a la retaguardia, esperando el momento en el cual poder hacer daño al Emperador. Enrique II, quien pasó una larga temporada recluido en España, junto a su hermano, cuando en 1525 su padre Francisco I fue derrotado en Pavía, firmo en enero de 1552 el tratado de Chambod, como alianza y protección de los príncipes protestantes.

Así pues en octubre de 1551 Mauricio y los demás príncipes rebeldes de la Liga de Königsberg, comenzaron a conversar con Enrique II, antes de la toma de Magdeburgo. Y para enero se plasmaría en el Tratado de Chambod por el cual Mauricio se pondría al frente de los ejércitos protestantes contra Carlos y al mismo tiempo Enrique atacaría la región de Lorena, y contribuiría económicamente a la formación del ejército rebelde. También arranco la promesa a los príncipes alemanes de que no se elegiría ningún Emperador sin el beneplácito de Francia.

GUERRA DE LO PRÍNCIPES ALEMANES Y ENRIQUE II 1552

Mauricio convenció de ello a muchos nobles Alemanes al amparo de que recuperarían poderes que ahora tenía sobre ellos el Emperador, que habría libertad religiosa y se liberaría de su cautiverio tanto Felipe de Hesse como Juan Federico. Esto sedujo a muchos de ellos incluso al rey de Dinamarca. para que pusiera en libertad al landgrave, de lo contrario los protestantes tomarían las armas. Y más aun al propio Fernando rey de Romanos, que como hemos visto tenia grandes diferencias con su hermano viendo peligrar su título, parece que también era sabedor de este plan. Algo que fue muy duro para Carlos.

Alberto II margrave de Brandeburgo, "el iracundo"

Mauricio anunció a Carlos que iba a Innsbruck y en el camino fingió encontrarse indispuesto comunicando al Emperador que se retrasaría. Volvió a Turingia en marzo de 1552 donde se encontraba el ejército que tenía preparado, y desde allí proclamo un manifiesto en el que decía tomar las armas por la puesta en libertad del landgrave y recobrar las libertades de Alemania. Como colaboradores necesarios se encontraban: Alberto de Brandemburgo y Enrique II que se hacía llamar el protector de las libertades de Alemania y sus príncipes. Acusaba a Carlos de poner el gobierno en manos de extranjeros, refiriéndose a Granvela, y de su predilección por los flamencos y españoles, poniendo a los alemanes como sirvientes suyos.

Carlos totalmente sorprendido, antes de tener noticias fidedignas de la traición de Mauricio, este ya había tomado ciudades alemanas y se dirigía a Augsburgo en el mes de abril. La guarnición imperial que la defendía no tuvo más que retirarse ante la desproporción de tropas de unos y otros. El Emperador se encontraba enfermo de gota, sin soldados y sin dinero. Pidió ayuda a Fernando y este le sugirió que llegase a un a cuerdo con Mauricio. Carlos ofrecía dejar libre a Felipe de Hesse pero no quería dar un paso atrás en los temas religiosos. Pero eso ya no le bastaba a Mauricio.

HUIDA DE INNSBRUCK

Carlos pidió a Fernando que negociase con Mauricio. Fernando tuvo el 9 de mayo una entrevista en Linz donde se acordó una tregua, quedando para volver a reunirse el 26 de mayo. Un tiempo que bien emplearía el sajón ante la inoperancia del rey de Romanos. Mauricio se dirigió con su ejército a Innsbruck en el Tirol, donde estaba la residencia de Carlos, sabiendo que estaba totalmente indefenso. Ante esta situación no le quedo otra al Emperador que huir desesperadamente del castillo de Innsbruck por una puerta secreta el 19 de mayo. Por la noche en medio de una tormenta de nieve con un puñado de soldados, su guardia personal y su corte atravesaron el paso alpino de Brennero, hasta llegar a Villach. Cuando Mauricio llego a Innsbruck no encontró al Emperador, mató a los sirvientes que quedaron en la casa y repartió el botín entre sus soldados.

Las noticias llegaron a España y causaron pavor. Felipe enfureció al conocer los percances sufridos por su padre en los Alpes. Carlos pidió a Castilla dinero y hombres. El clero movilizó sus rentas y el duque de Alba junto a otros nobles prepararon velózmente un ejército de 7.000 soldados, que fueron transportados por Doria a Italia. Se juntarían con los tercios italianos para crear un gran ejército camino de Alemania.

ENRIQUE II ATACA LORENA Y ALSACIA 1552

En la frontera con Francia, Enrique mandó sus hombres hacia la región de Lorena, tomando las ciudades de Toul, Verdún y Metz. De ahí partieron a tomar la región de Alsacia donde si encontró más resistencia. María de Hungría desde Flandes mandó un ejército de 20.000 hombres al mando de Martín Van Rossen, para proteger las dos regiones germánicas.