BATALLA DE PREVEZA 1538
Constituida la Santa Liga comenzarían los preparativos para atacar la flota de Barbarroja que está asolando las costas del Mediterráneo. Este se refugia en el puerto de Preveza que se encuentra fuertemente protegido.
FUERZAS EN COMBATE
La Santa Liga; reúne un importantísimo contingente militar de 132 galeras y 72 naves de combate más 250 naves menores, que formarían un total de 16.000 infantes de marina, 2.500 cañones, más los marineros y personal de remos sumarian unos 50.000 hombres. La galera era el barco de guerra estándar en el Mediterráneo. Eran barcos de menor altura y porte ya que la fuerza de mar y el viento eran menores que en los océanos. Disponían de remos y esto hacia que no dependieran exclusivamente del viento. Las naves, que iban artilladas, algunas como auténticos barcos de guerra, y varios galeones que las acompañaban iban a vela, esto hacia que necesitaran del viento para navegar, algo que sería crucial en el desenlace de batalla como veremos a continuación. El Almirante jefe sería el veterano Andrea Doria, que llevaría las 50 galeras del emperador, más otras 50 naves dirigidas por Francisco Doria. Por parte de Venecia iban 55 galeras, 10 transportes con 2.000 infantes y el galeón San Marcos al mando de Vincenzo Capello. El papado junto con la Orden de Caballeros de Malta contribuiría con 27 galeras comandadas por Marco Grimani, sobrino de Capello. El grupo de naves iría dirigido por Francisco Doria y Alejandro Bondomier. La fuerza de infantería estaría comandada por el virrey de Sicilia Fernando Gonzaga. Esta conjunción de paises y aunque Doria fuera el capitán al mando restaba mucha operatividad a la escuadra.
Todas las flotas convergen en la isla de Corfú. Como hemos dicho el Almirante jefe seria Andrea Doria que arribaría al puerto el 5 de septiembre.
Imperio Otomano; Su flota era dirigida por Barbarroja como almirante jefe cuenta con 85 galeras, 30 galeotas y 35 fustas. Una fuerza netamente inferior a la cristiana.
Antes de la llegada de Doria, Grimani intenta por su cuenta un asalto a la ciudad de Preveza desembarcando a su infantería y artillería. Esta es repelida hasta en tres ocasiones por las fuertes defensas de la ciudad y es obligado a retirarse, embarcando con premura ante el contraataque otomano, perdiendo hombres y dos piezas de artillería.
Barbarroja sabedor de que la flota de la Santa Liga era muy superior está refugiado en el puerto seguro de Preveza, el cual estaba muy bien defendido. En su estrecho acceso de menos de un kilometro, había baterías costeras defendiendo la entrada. Las naves de Barbarroja temerosas de ser atacadas están con la popa hacia tierra para que no les cojan la espalda convirtiéndose en una batería costera, y facilitando el desembarco de los hombres si fuese necesario.
Ya con Doria en Corfú y tras el varapalo de la osada incursión de Grimani, se establece un consejo de generales para ver cuál es el plan a seguir. Doria sugiere que la batalla sea dentro del golfo de Arta para que así el enemigo que era inferior en número no tuviese escapatoria.
Doria y Gonzaga piensan en bloquear la salida de los barcos de Barbarroja hundiendo uno en la boca del puerto y atacar por tierra con las tropas de Gonzaga. Los exploradores que se mandan no ven sitio apropiado para el desembarco sin que pudiesen ser hostigados por los otomanos. Ante estas circunstancias abandona la idea de dicha acción, por la suficiente anchura de la entrada al puerto y por la dificultad que planteaba la orografía en el desembarco de las tropas, donde no encuentran una playa adecuada para poder desembarcar a los tercios de Sarmiento, Juan de Vargas y Álvaro de Sande. Además sin puerto cercano donde refugiarse ante la posibilidad de tormentas, los desembarcados se quedarían sin el apoyo de la armada frente a una ciudad bien defendida como había comprobado Grimani. Entonces ponen sus miras sobre el golfo de Partas, en la ciudad de Lepanto, que daría lugar en 1571 como dijera el gran Cervantes “la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros”.
La flota de la Santa Liga en su salida es divisada por la flota de Barbarroja y entablan combate. Los turcos al verse en inferioridad aproan hacia su base perseguidos por los cristianos hasta que ante el fuego de la artillería de Preveza les obliga a retirarse.
Barbarroja sabedor de que tiene menos barcos opta por permanecer en puerto seguro hasta que un eunuco con gran influencia en la corte otomana, le recrimina que si no se enfrenta a los cristianos seguro que Soliman encontrará otro capitán para sus naves, ante lo que Barbarroja dirigiéndose a su segundo Salac grita, “¡Vamos a pelear!, si bien nos tengan ventaja nuestros contrarios, no nos acuse este medio mujer”. Con lo cual el cambio de estrategia obliga a Barbarroja a salir al encuentro de Doria.
BARBARROJA SALE EN BUSCA DE DORIA
El 28 de septiembre la flota otomana sale de puerto en busca de la cristiana. Su formación seria Dragut en vanguardia con 16 barcos, 10 galeras y 6 galeotas y por detrás formando una media luna iría en el Centro Barbarroja, escoltado a su derecha por Tabac y a su izquierda por Salac, siendo este el más cercano a tierra, la isla de Lefkada.
Son vistos por Doria que estaba en torno al peñón de Sesoula al sur de Preveza. En reunión con sus almirantes Capello y Grimani, Doria no quería acceder a una batalla cerca de la costa dominada por los turcos, prefiere que sea en alta mar al amparo de su mayor número de galeras y de las naves artilladas, pero presionado por los venecianos accede a presentar la batalla que propone Barbarroja.
La formación de la Liga sería en torno al peñón de Sesoula estarían las 134 galeras, con Doria a la izquierda hacia alta mar, en el centro Grimani y a su derecha Capello, el más próximo a tierra. Por delante las naves comandadas por Francisco Doria y Alejandro Bondomier. Las naves se pegarían a la costa para forzar a los turcos a girar hacia el mar abierto, donde Andrea Doria con sus 50 galeras más las 27 de Grimani y las 55 de Capello lo envolverían entre dos fuegos haciendo gala de su superioridad numérica y abatirían la flota otomana. Pero de pronto el viento cesó con lo que las naves se quedaron varadas sin capacidad de maniobra. Barbarroja que no quiere que las dos escuadras se unan, lanza a Dragut que iba en vanguardia sobre las naves. Rodean a las naves con sus galeras y las atacan. Los navíos venecianos San Marcos y el de Alejandro Conduolmiero son atacados ferozmente. Este último totalmente acorralado recibió un intento de abordaje. Para repelerlo Condulmiero ceso el fuego dejando que los jenízaros se acercasen hasta que están a tiro de arcabuz lanzándole una enorme andanada del fuego de cañón y arcabuz que desarbolo a una de las galeras hundiéndola en un momento.
Nave de Machín de Mungía frente a Galeras turcas. |
Entretanto Doria no se decide a atacar a las galeras turcas. Capello y Grimani van a la galera de Doria para pedirle explicaciones de su pasividad. Doria dice que le sigan que atacaran a los turcos. Pero Doria se aleja demasiado hacia alta mar, un movimiento no bien entendidos por sus aliados, y Capello que iba más cercano a la costa se detiene, dejando un hueco aun más grande en la formación de la Liga. Barbarroja lo aprovecha para rodear por completo a las naves con todas sus galeras. Doria recrimina a Capello que se ha retirado de la batalla antes de empezar, y este a su vez le dice a Doria que él también se separo de la formación y que en esas condiciones él no está autorizado a entrar en combate. Fuere como fuese las naves seguían solas defendiéndose como podía, y Doria no pudo más que tocar retirada a Corfú, dejando a las naves sin el apoyo de las galeras "a su suerte". Ante esta situación Barbarroja ataca con todos sus barcos las naves cristianas, que se ven peleando en enorme inferioridad. Recordemos que las naves son buques de transporte artillados algunos en gran medida y otros no. Varias naves se perdieron bajo el fuego enemigo, siendo embarcados en otras sus tripulantes, como la nave de Villegas de Figueroa que luchó cono bravura hasta el final. Pero por la noche el tiempo cambió y se levanto una tormenta. El viento volvió permitiéndoles maniobrar a las naves, con lo que la flota otomana se volvió a puerto, con una victoria que podía haber sido definitiva. La Santa Liga podía respirar porque se mascó la tragedia, podían haber perdido la mayoría de las naves e infantes.
Barbarroja entra con veinte galeras en cabeza muy dañadas en Preveza, para demostrar la ferocidad de los combates.
MACHÍN DE MUNGUíA
Mención aparte se merece en esta batalla la nave de Machín de Munguía que llegó a enfrentarse solo a la mayoría de la flota turca. Debido a la altura que poseía su nave, era muy difícil de abordar desde una galera, y aprovechando cuando los turcos lo intentaban, ordenaba Mungía a su compañía que se agachasen y escondiesen y a su grito todos a la vez lanzaban una andanada y posteriormente los arcabuceros eliminaban a todo asaltante. Con infinidad de cañonazos y sin velas, a la deriva no llego a hundirse ni a ser capturado. La noche y la tormenta le daría un respiro. Los marineros habían abandonado la nave dándola por perdida, pero Mungía como todos sus soldados, la gran mayoría vascos, lograron achicar el agua y remendar el timón como pudieron. Pasados varios días, desde Corfú se divisaba un barco totalmente destrozado. Varias galeras salieron a ver que era. Cuando llegaron al barco, vieron que eran supervivientes de la batalla. Todos los marineros e infantes fueron acogidos como auténticos héroes. Fue una de las hazañas más increíbles de todo el siglo, la defensa de este navío.
Ya en Corfú Doria acusa de nuevo a Capello de no haber querido presentar batalla, este a su vez le dice que él se alejo hacia alta mar. Doria pide que deje a los tercios acceder a sus barcos para la batalla, ya que los barcos venecianos van cortos de soldados, algo ante lo que Capello se opone y dice que no está autorizado. Entonces Doria manda un barco a Venecia para que les autoricen a meter soldados españoles en los barcos venecianos, algo que es aceptado por Venecia. Serán una 60 soldados españoles los que acompañen a la infantería veneciana en sus galeras para el futuro.
La derrota sin paliativos de la Santa Liga en Preveza, que puedo ser desastrosa, fue por la nula comunicación de sus almirantes, la falta de confianza entre ellos y los recelos existentes. También hay que achacarle a Doria su prudencia y conservadurismo en los momentos decisivos de esta. Dejó a las naves sin protección alguna y de no ser por la bravura de los infantes y el buen hacer de sus mandos, habrían perdido todos los barcos. Por otra parte los venecianos simplemente no podían permitirse perder sus galeras y además iban con muy pocos soldados. Lo único positivo de esta batalla es que se aprendió la lección para Lepanto, y no se cayeron en estos mismos errores.
Si en Preveza se hubiese destruido a Barbarroja, se habrían ahorrado los cristianos de tres décadas de piratería incesante, y más en concreto por parte española todos los recursos que hubieron de seguir prestándose para el Mediterráneo se habrían destinado a otras empresas que estaban necesitadas, como Flandes y las guerras de religión en Centroeuropa. En definitiva esta batalla naval ganada por Barbarroja fue una enorme oportunidad perdida por los reinos cristianos para destruir la fuerza naval otomana.