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Quinta guerra hispano-francesa 1551-1559

    De nuevo la guerra contra Francia parecía inevitable debido a los enfrentamientos en varios frentes. Primero sería en el ducado de Parma con la muerte de Octavio. En el Mediterráneo la alianza con los turcos para atacar las costas. En en Alemania con el apoyo a los príncipes protestantes.

CARLOS FRENTE A ENRIQUE II

    La alianza entre el Sultán de Estambul y el francés volvía a ser una realidad de nuevo. Enrique II se alió con Solimán para atacar a Carlos. Dragut que había sido expulsado de Mehedia años atrás, se ofreció a Solimán y siguió saqueando a sus anchas las costas del mediterráneo occidental. Pero con esta alianza tuco-francesa se le habría una gran oportunidad a Enrique II.

MALTA Y GOZO 1551

Dragut convenció al sultán de tomar Malta a los caballeros de la orden de San Juan. Formaron una flota de 90 galeras y 50 fustas con 10.000 hombres mandados por Sinán Bajá "Pasha". Primero fueron a Sicilia donde saquearon cuanto pudieron, hasta llegar a Malta donde desembarcaron sus hombres y combatieron contra los cristianos  en las playas. Pasha comprobó lo bien defendida que estaba la isla,  y la imposibilidad de apoderarse de ella sin un largo asedio. Por lo que arremetió contra Dragut que fue quien indico la isla como una presa al alcance de la mano. Así que se dirigieron a su vecina y más pequeña isla de Gozo que estaba poco defendida. Aquí si tuvieron el éxito deseado ya que solo estaba protegida por un castillo pequeño y pocos hombres. Se capturo a toda la población que allí vivía.

TRÍPOLI 1551

Desde la isla de Gozo aproaron hacia Trípoli que si era una presa interesante para la magnitud de fuerzas que llevaba la flota turca. La ciudad que había sido tomada por el gran Pedro Navarro en 1510, había sido cedida por Carlos a la orden de caballeros de Malta

El defensor de la isla era el francés Gaspar de Villiers que en ningún momento mostro confianza en defender la plaza. Ciertamente era una ciudad aislada de los caballeros hospitalarios. Con la flota turca llegó el embajador francés Gabriel de Luitz para negociar con Pasha y Dragut, espetándole que la alianza que tenían con el Sultán era la de atacar a los Habsburgo, no a los hospitalarios, pero los otomanos lo ignoraron dejándolo retenido en el barco.

Comenzó de esta manera el bombardeo sobre Tripoli. Las defensas eran escasas, solo contaban con 30 caballeros y unos 600 soldados, en su mayoría italianos. Rápidamente Villiers negoció con Pasha su rendición a cambio de sus vidas. De esta manera los otomanos  tomaron esta importante plaza el 16 de agosto de 1551. Una vez tomada la ciudad sin ningún contratiempo más, todos los soldados fueron hechos esclavos salvo un puñado de caballeros franceses que fueron dejados en libertad. Esta calamitosa rendición apabulló los ánimos de la orden. El gran maestre de la orden de Malta juzgó a Villeirs y los demás caballeros por la forma tan deshonrosa de entregar la ciudad al enemigo, y solo les libró de la pena de muerte la intermediación del rey francés.

PONZA 1552

En el verano de 1552 declarada la guerra entre los Habsburgo y la coalición franco-otomana, se necesitaban tropas en Nápoles, encargándole esta empresa a Andrea Doria y Juan de Mendoza para trasladarlas desde el puerto de Ostia. Era una operación peligrosa ya que la flota otomana que había en la zona al mando de Dragut contaba con más de 100 galeras y la flota de Doria y Mendoza solo con 39.

Sabedores de su inferioridad en número el plan consistía en esperar vientos propicios y salir Ostia a todo trapo hasta llegar al golfo de Nápoles. Al llegar a la isla de Ponza cayó la noche, y con ella llegó la flota de Dragut envuelta en la oscuridad de una noche de luna. Persiguieron a Doria y atacaron la retaguardia de esta. En primer lugar tomaron la galera Granada y otras dos. Doria cambio de rumbo hacia Córcega, pero en la amanecida caerían otras 3 galeras más repletas de soldados.

Esta batalla plasmó la superioridad otomana naval en el Mediterráneo occidental, en especial en las costas italianas, dejándolas en manos de estos para los ataques y saqueos en los siguientes años.

INVASION DE LORENA Y ALSACIA 1552

En marzo de 1552 estalla la rebelión de los príncipes contra Carlos con el apoyo  de Enrique II tanto económico como material. Mauricio tomó algunas ciudades y se dirigió hacia Augsburgo. Enrique se proclamó protector de las libertades de Alemania sus cautivos príncipes, mientras con 35.000 hombres se adentraba en la región de Lorena. Ante la enfermedad de la reina Enrique se ausentó, y el condestable Montmorency se hizo cargo del ejército francés. Tomó Toul y Verdún.  En Metz que era la ciudad más importante de Lorena tuvo más dificultad, pero gracias a la traición de algunos de sus defensores también cayó en manos francesas.

Con gran ánimo regresó el Rey francés y prosiguió con Montmorency hacia Alsacia, pero ya sin el efecto sorpresa. Ciudades como Estrasburgo o Colonia, se protegían del francés. El duque de Cleves le advirtió a Enrique que venían como protectores no como opresores. Entretanto María de Hungría había preparado un ejército de 20.000 soldados al mando de Martín Van Rossen obligó a los franceses a retirarse de Alsacia y contentarse con el botín que ya habían obtenido.

Carlos V por Rubens

SITIO DE MIRANDOLA 1551-52

La ciudad de Mirandola al norte de Italia se alió con Enrique II. El papa Julio III mandó un ejército para toma la ciudad en el verano de 1551, liderada por Camilo Orsini, Alessandro Vitellechi y Giovanni Battista, sobrino del Papa. Las cosas no fueron bien para los sitiadores, entre las disputas de los altos mandos y su ineptitud, unido a las salidas que se hacían desde la ciudad. En una escaramuza, el sobrino del Papa murió, con lo que este decidió levantar el sitio en la primavera de 1552.

SITIO DE METZ 1552-53

Carlos se preparó para contraatacar tras las pérdidas de Metz, Toul y Verdún. En España se buscaron fondos para su Rey, tanto nobles como clero contribuyeron. El duque de Alba sería el general para la toma de Metz. Tanto la buena labor de sus defensores dirigidos hábilmente por Francisco de Guisa, y el mal tiempo junto con la falta de alimento colapso el asedio. Con lo que hubo de levantarlo el 26 de diciembre.

GUERRA EN LA FRONTERA DE FRANCIA Y FLANDES 1553-54

La guerra continuó en la frontera entre Flandes y Francia. El primer enfrentamiento de los imperiales fue Tervere, ciudad estratégica para los franceses. Debieron de emplearse a fondo para tomar la ciudad que caería en junio de 1553. Siendo destruidas sus casas y murallas.
Enrique II
Al mes siguiente el objetivo fue Herdin, tomada por Martín Van Rossen y Filiberto Manuel de Saboya, donde se haría prisionero al general francés  Roberto de la Marca. De igual modo se destruyó la ciudad al completo.
Ante el giro de la guerra Enrique II decidió presentarse al frente en persona en los combates que sucedieron en Cambray y Valencinnes sin vencedores claros. Así siguió el verano y otoño de 1553 hasta que el frio paralizó los combates.

Carlos convino el matrimonio de estado entre Felipe II y María, hermana de Eduardo II y heredera de Inglaterra, para aislar a Francia. Obteniendo Felipe el título de rey de Inglaterra.
Esto hizo que Enrique II viendo con preocupación este enlace se lanzó sobre Flandes con dos ejércitos. Dividió su ejército en dos, mandando uno por las Ardenas a Henao con el condestable Montmorency y el otro a Artois con el mariscal Saint-André tomado el castillo de Mariemburgo. Enrique se incorporo con Saint-André y tomó las ciudades de Bouvignes y Dinant. Por su parte Montmorency también avanzo hasta que se encontraron ambos ejércitos que sumaban 30.000 hombres.

BATALLA DE MARCINAO, SIENA 1554

En Siena en 1553 que estaba regida por el pésimo gobernante Diego de Mendoza, hubo un levantamiento apoyado por el conde de Petillano, que uso los hombres que le había proporcionado Mendoza para alzarse contra él. El duque de Florencia, Cosme de Médicis acudió en auxilio de Mendoza con una fuerza comandada por el marqués de Mariñano. Por su parte los franceses acudieron con Pedro Strozzi en apoyo de los sieneses, que tan mal gobierno estaban soportando.

La batalla se libró el 2 de agosto de 1554 en Marciano, cerca de Siena. Las fuerzas estaban equilibradas unos 18.000 hombres por parte de Medici frente a 15.000 de Stozzi. Pero el resultado fue aplastante para los florentinos que desbordaron a los franceses y sieneses ocasionándoles 4.000 muertos y otros tantos prisioneros. Esta batalla hacia que Siena siguiese en manos del Imperio, aunque de facto quedó anexionada al ducado de Florencia. Los franceses pudieron salir libremente de Italia con sus armas y pertenencias. Esta batalla alejo a Enrique de Italia, haciendo que la guerra se trasladase a la frontera francesa y flamenca.

RENTY 1544

Sería la última batalla en la que participaría un enfermo y cansado Carlos V. Filberto de Saboya capitaneaba el ejército que había montado Carlos, y que estaba en la frontera con Francia.

Por parte de los franceses estaba el condestable Montmorency y el afamando Francisco de Guisa, por su defensa de Metz. Montmorency contaba con más de 30.000 hombres y en principio quería atacar Bruselas. El ejército imperial mandado por Filberto de Saboya se encontraría en la ciudad de Renty con los franceses.

Enrique condecora a Gaspar de Salx
El 13 de agosto los franceses próximos a Renty comenzaron a bombardear la ciudad. Carlos desde su litera llegó al campo de batalla y mandó tomar una posición a las afueras del castillo de Renty en un bosque de Guillaume, que era una posición vital para la defensa de la ciudad. La caballería imperial combatió con la infantería de Guisa que retrocedió en principio pero pudo contenerla. De haber tenido apoyo de Montmorency podría haber obtenido una amplia victoria. No obstante Gaspar de Salx penetro en el bosque y dio buena cuenta de los arcabuceros que allí quedaban, dejándole vía libre a Montmorency para que tomase con su artillería posiciones en el bosque. Pero ante la falta de munición  los franceses debieron de retirarse en dirección a Copiègne, sin tomar la fortaleza de Renty.

Como resultado final fue una victoria a los puntos de los franceses que infringieron más bajas a los imperiales pero abandonaron el campo de batalla por la falta de suministros. Las cifras hablan de unos 3.000 franceses muertos siendo mayores por parte de los imperiales. Gaspar de Salx fue condecorado por Enrique II como caballero de la orden de San Miguel. 

Carlos se volvió a Bruselas aquejado de sus dolencias crónicas. Filberto de Saboya se hizo cargo del ejército y siguió atacando ciudades fronterizas, hasta llegar a Cambray.

INVASIÓN DE CÓRCEGA 1553-54

Para el 1553 la flota de Dragut con el apoyo de la infantería francesa a cargo de Paul de Thermes puso rumbo a Córcega, isla regida por Génova. Se atacó la isla de Elba y en agosto se tomaron ciudades corsas de Bastia y Saint Florent, y para septiembre Bonifacio. Pero no pudieron tomar la ciudad de Calvi bien defendida por encontrarse tres compañías soldados españoles. Dragut con el botín que recogió se marchó a Constantinopla. Mientras los franceses ocuparon la mayor parte de la isla.

Al año siguiente Doria desembarco en la isla y reconquistaron la mayor parte de esta y ciudades como Bastia. La ausencia de los turcos dejaba a los franceses en manos de los genoveses. En 1554 los otomanos volvieron como una flota en auxilio, pero las enfermedades la hicieron retroceder a sus puertos de origen. 

El último intento de retomar la iniciativa por los franceses sería en 1558 pero Dragut no se unió a la flota francesa para atacar Córcega, como buen pirata prefirió saquear las islas Baleares.

PIAMONTE 1555

Al Piamonte se había extendido la guerra que comenzó en Siena. El general francés Brissac no dejaba de atacar y hostigar a las tropas imperiales. Se creó una guerra de guerrillas. Entre tanto críticas vertidas sobre el virrey Gonzaga hicieron que estuviese apartado. Mientras se le encargaría a Gómez Suárez de Figueroa y Álvaro de Sande que se hicieran cargo de las tropas imperiales y de los ataques recibidos por el francés. Carlos nombró al duque de Alba general de los ejércitos imperiales y españoles para sofocar la situación creada en Italia. Alba llegaría en junio a Milán desde Flandes. Brissac pidió apoyos a Enrique, el cual le envió refuerzos con el duque de Aumale, que fueron muy bien empleados para frenar la llegada de Alba y los suyos, que nada pudieron avanzar en las ciudades tomadas por Brissac.

ALIANZA DEL PAPA PAULO IV Y ENRIQUE II

En mayo de 1555 Gianpetro Caraffa accedió al papado con el nombre de Paulo IV. Este napolitano resentido con la administración de su ciudad, por no dar favores a su sobrino el cardenal Caraffa, confabulo con el Rey de Francia contra Felipe II. Firmó una alianza con Enrique II para expulsar a los españoles de Italia, y anexionarse Nápoles.

TREGUA DE VANCELLES 1556

Tras la abdicación de Carlos en Bruselas, como la de Valladolid por carta, en favor de Felipe II, intentó una tregua con Enrique II, antes de partir a Yuste. Mantuvo unas conferencias en la abadía de Vancelles, cerca de Cambray, donde se celebrase en 1529 la famosa tregua de las damas, unas conversaciones para llegar a un armisticio con Francia. Carlos deseaba dejar a su hijo las tareas de gobierno lo mejor posible. De esta manera accedió, como fue habitual a todos los monarcas españoles, ha firmar unas condiciones ventajosas para sus adversarios, para lograr la paz. Dejando a Francia sus anteriores conquistas en Saboya y Piamonte junto a las recientes en Lorena.

FELIPE II FRENTE A ENRIQUE II

VUELVE LA GUERRA A ITALIA 1556

El pontífice Paulo IV entraría en escena torpedeando esta tregua. Encarcelo a Garcilaso de la Vega que actuaba como embajador español y excomulgó a los Colonas que eran partidarios tradicionalmente de los Habsburgo, y atacó a todos los partidarios de la corona española. Excomulgó a Felipe II y no lo reconoció como gobernante de Nápoles y Milán

No le quedo otra a virrey de Nápoles, el duque de Alba, territorio ansiado por el Papa y por los franceses, que levantarse en armas. Con 12.000 soldados penetró en los territorios papales tomando una tras otra las ciudades que se encontraban a su paso, incluida la ciudad de Ostia, que tenía un puerto que era la entrada de mercancías a Roma. La proximidad de Alba y sus tercios, provocó en Roma terror, trayendo recuerdos a los romanos de los sucesos acontecidos en 1527. No tuvo otra Paulo IV que pactar con Alba una tregua de 40 días en septiembre de 1556 con vista a firmar la paz, pero la llegada de dinero francés le hizo cambiar de opinión.

Envió a su sobrino el cardenal Caraffa para que convenciese a Enrique a tomar las armas junto a él contra el ya nuevo rey Felipe tanto en Flandes como en Italia. Caraffa se atrajo a sus planes tanto a Coligny como a los hermanos Guisa el cardenal y el duque, ya que este último sería tomaría el mando del ejército que enviase Enrique a Italia. Montmorency era la enérgica oposición, en parte por haber sido el negociador de la paz de Vancelles el año anterior, y por el ascenso del duque de Guisa. Paulo IV le prometió el ansiado ducado de Milán a Francia si vencían a los españoles.

Enrique mandó a su general más prestigioso que tenía, Francisco de Guisa con 20.000 hombres, haciéndoles pasar por los Alpes en pleno mes de enero. Se apodero de los pasos de los Alpes, que tenían tomados los españoles empujando a  estos a defender Nápoles. Paulo IV exultante por la llegada de Guisa a Roma le recibió como un autentico salvador. Guisa buscó apoyos en el duque de Ferrara y los Medici en Florencia sin obtener el apoyo deseado. 

Felipe II

Por su parte los españoles viéndose acosados por la fuerzas francesas y papales, se replegaron hacia Nápoles. Francisco de Guisa no estaba obteniendo los avances esperados, ni tampoco tenía los apoyos prometidos por el Papa. No obstante decidió atacar Nápoles dirigiéndose a la ciudad de Civitella.

ASEDIO DE CIVITELLA 1557

El noble francés Francisco de Guisa se presentó con su ejército en Civitella. Una ciudad protegida que era una de las entradas al reino de Nápoles. Plantó sus baterías y comenzó a bombardear la ciudad. Pero las fuertes murallas de Civitella resistían, y cuando flaqueaban eran reparadas a la mayor brevedad posible. Los defensores se mostraban fuertes y habían frenado el ímpetu inicial de los franceses.

Fernando de Álvarez, III duque de Alba al tener las noticias del asedio, partió con su ejército hacia Civitella para socorrer la ciudad. Guisa al verse amenazado por Alba decidió 15 de mayo levantar el asedio y abandonar Nápoles.

Alba siguió a los franceses haciéndoles todo el daño posible en escaramuzas. Cuando cruzó Francisco de Guisa el río Tronto tomó posiciones, y ofreció batalla a Alba, que la reusó de manera prudente al tener el francés ventaja táctica. 

Después de este revés Guisa amenazó a Papa de que abandonaría Italia sino recibía los refuerzos prometidos por Civitella.

INGLATERRA ENTRA EN APOYO DE FELIPE II

Desde que Felipe contrajo matrimonio con María Tudor en 1554, este quería arrastra a Inglaterra a la guerra contra Francia que se había iniciado con el reinado de su padre Carlos. Pero desde la islas habían dejado bien claro que no era una guerra de incumbencia. Además Inglaterra mantenía relaciones comerciales con Francia que se verían afectadas. 

Felipe ahora volvía a pedir a María Tudor que le apoyase en la guerra contra Francia, aduciendo que era una nueva guerra por el incumplimiento de la tregua de Vancelles. Entretanto Enrique cometió un grave error. Apoyo el levantamiento de Thomas Stafford contra María Tudor, que no obtuvo apoyos y  fue sofocado. Dando lugar a enemistarse con los ingleses, y a que estos se decantasen a prestar ayuda militar a su rey consorte Felipe.

BATALLA DE SAN QUINTÍN 1557

Con la ruptura de la tregua de Vancelles por parte francesa y papal, el duque de Guisa se adentró en Nápoles provocando de nuevo la guerra. Felipe II encargó a Filberto de Saboya preparar un ejército y avanzar sobre Francia. La ciudad elegida sería San Quintín donde las fuerzas excelentemente llevadas por duque de Saboya y el conde de Egmot destrozaron a los franceses de Montmorency que no tuvo otra opción que la rendición, dejando vía libre a la entrada de los españoles en Paris. 

PAULO IV FIRMA LA PAZ CON EL DUQUE DE ALBA 1557

Con la derrota francesa en San Quintín, Enrique movilizó a todos sus hombres para defenderse de una posible invasión de los españoles. Entre otras medidas mandó al duque de Guisa que volviese a Francia lo más pronto posible. Esta circunstancia dejaba al Papa muy debilitado y sin hombres para contener al duque de  Alba.
De esta manera se llegó a un acuerdo por el cual Paulo IV rompía la liga creada con Francia, y Alba tenía que implorar perdón al santo padre de Roma en septiembre de 1557, besándole el pie por haber invadido sus territorios devolviéndoselos. De esta manera Felipe sería reconocido como hijo de la iglesia, abandonando el Papa la idea de expulsar a los españoles de Italia.
Para traerse consigo a los nobles italianos, Felipe ofreció la cuidad de Plasencia al duque de Parma, Octavio Farnesio, conquistada por Carlos. El ambicioso duque de la Toscana, Cosme de Medici amagó con aliarse con Francia si no se le pagaba el dinero que según él le debían por el asedio a Siena en 1554, consiguiendo de Felipe la posesión de dicha ciudad.

CALAIS 1558

Después de la apabullante derrota de San Quintín, que dejaba descubierta a Francia. Enrique llamó a sus tropas para que volviesen a toda prisa. Francisco de Guisa que estaba con el papa Paulo IV en Italia intentando arrebatar al duque de Alba Nápoles. La llegada de Francisco de Guisa provoco jubilo confianza entre el pueblo francés.

Enrique decidió tomar Calais. La ciudad estaba mal defendida, con falta de hombres y suministros. Además había nobles contrarios a María Tudor que serian de apoyo. Para esta campaña se eligió al héroe de Metz, el duque de Guisa. Partiría con 25.000 hombres, hacia los Países Bajos como maniobra de distracción, al igual que hiciera Filberto de Saboya el año anterior en San Quintín, para girar hacia la costa y arremeter contra la posición inglesa de Calais el 1 de enero de 1558. La sorpresa fue mayúscula. Sus 500 defensores al mando de Wentwort poco pudieron hacer frente a los franceses, rindiéndose el 8 de enero de 1558. Seguidamente tomaron las posiciones cercanas que eran inglesas como Guines y el castillo de Ham.

Esta noticia cayó como un jarro de agua fría en la corte inglesa donde muchos no veían con buenos ojos apoyar a los españoles una guerra contra los franceses. 

THÍONVILLE Y DUNQUERQUE  1558

Después de la victoria de Calais, Enrique decidió avanzar sobre la ciudad de Thíonville que estaba muy bien amurallada. Mandó al señor de Vielleville para sitiar la ciudad en abril y montar artillería. Guisa le comunico a Vieilleville que esperase a su llegada, junto a Piero Strozzi para iniciar el asalto. De esta manera a finales de mayo los franceses contaban más de 12.000 soldados para tomar Thíonville, frente a 3.000 sitiados.

Strozzi fue alcanzado por un arcabucero y falleció. De Guisa decidió dar de nuevo el mando del asalto a Vieilleville. La artillería comenzó a demoler la muralla. Vielleville lanzó un ataque para tomar la ciudad, que en principio fue repelido, pero en el segundo intento un puñado de franceses logró entrar tras la muralla y tomar la ciudad. Una vez tomada Thíonville el 22 de junio de 1558, Jean Carrebe que la defendía fue informado por Francisco de Guisa de que quien no abandonase la ciudad en tres horas seria ahorcado. A Carrebe no le quedó otra que aceptar las condiciones y abandonar la ciudad. Tomando de esta manera los franceses la ciudad del 23 de junio. Thíonville tuvo que ser repoblada con gente de Mezt, pero solo fue temporalmente, ya que la paz de Cateau-Cambrésís la devolvería a los españoles y sus antiguos habitantes recuperarían sus casas.

Aprovechando el impulso que estaba cogiendo el avance francés fue continuado hasta Dunquerque. En esta ocasión sería el señor de Thermes el encargado de tomar esta estratégica ciudad portuaria. En cinco días la bandera francesa hondeaba en Dunquerque, algo que enfureció a Filberto de Saboya que había tenido que licenciar a muchos de sus hombres. Volvía a montar un nuevo ejército de 15.000 soldados y 3.000 caballeros a las órdenes del laureado conde de Egmont.

GRAVELINAS 1558

Fue la batalla que terminaría esta guerra. El conde de Egmont fue el encargado de interceptar al ejército francés de Paul de Thermes. Las fuerzas eran ligeramente superiores por parte de los españoles, unos 15.000 frente a los 12.000 franceses. Pero la posición francesa era mala. Tenían el rio tras ellos y el mar a su izquierda. No obstante se lanzaron con ferocidad a la batalla contra Egmont. Pero la aparición de la flota anglo-española, que al ruido creado por la batalla acudió a Gravelinas, fue decisiva en la misma. Comenzaron a disparar sus cañones sobre la artillería francesa y su retaguardia, desarbolándola y quedando entre dos fuegos, los cañones de los barcos y la caballería de Egmont. El resultado final fue demoledor. El 80% de los franceses moriría o sería hecho prisionero incluido el propio Thermes.

PAZ DE CANTEAU-CAMBRÉSIS 1559

La derrota de Gravelinas unida a la de San Quintín provocó que Enrique tuviese que pedir una paz definitiva, a verse totalmente derrotado en los campos de batalla. Este tratado que tuvo una larga duración, terminaría con la rivalidad entre España y Francia tanto en Flandes como en Italia durante un largo periodo de tiempo.