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Batalla de Muros 1543, la consagración del gran Álvaro de Bazán "el viejo"

 MUROS 1543 

    Con la vuelta a la guerra entre España y Francia el país galo prepararía una gran flota en el verano de 1543 para atacar el comercio y las ciudades del norte de la península. 

Francisco en su guerra contra españoles, a los que posteriormente se unirían los ingleses, formó dos escuadras para combatirlos:

  1. Burye le encargaría formar una con base en Burdeos, cerca del Golfo de Vizcaya para atacar los puertos y ciudades más importantes del norte de España. Los barcos serian alistados de los principales puertos del sur, Bayona, Burdeos y San Juan de Luz.
  2. Con la perdida de Boulogne ante los ingleses en 1544, que se prolongaría hasta 1550, se organizó en el puerto de El Havre una potentísima escuadra de cerca de 250 barcos para defenderse de los ataques españoles e ingleses que eran aliados en esta ocasión. 

Ante esta situación Carlos encomendó a Álvaro de Bazán "el viejo"capitán de la Escuadra de Galeras, la formación de una nueva flota en Guipúzcoa, Vizcaya, y las cuatro villas cantábricas, con su base en una de ellas, Laredo. Conseguiría reunir unas 40 naos para combatir a la flota francesa. Debido al traslado de un contingente de tropas a Brujas por mar, hubo de dividirse la flota recién creada, mandando 15 de sus naves a Flandes.

Bazán pidió al Maestro de Campo García de Paredes (no el famoso extremeño) al menos 2.000 soldados para sus naves, pero este solo le pudo conseguir 1.000 bisoños, algo que era insuficiente. 

La flota francesa comandada por Jean de Clamorgan partiría de Bayona para realizar el mayor daño posible en el gofo de Vizcaya y en todo el Cantábrico. El gobernador de Fuenterrabía Sancho de Leiva informó que una escuadra francesa de 30 barcos había apresado a dos barcos mercantes vizcaínos, con lo cual perdería el factor sorpresa la flota enemiga. Bazán ante estos hechos pidió refuerzos a Leiva. Este le cedió a Pedro de Urbina con 500 arcabuceros que serian letales en el enfrentamiento próximo. Clamorgan pasaría por Laredo donde se encontraba Bazán sin percatarse de la flota que se estaba preparando, y prosiguió hacia el oeste. Fue un tremendo error, ya que de haberse dado cuenta de que la flota estaba en puerto, un ataque podía haber sido trágico para los intereses españoles. Seguiría su rumbo y atacaría Corcubión, Laxe y Finisterre. Ante esta situación y por miedo a una incursión a Santiago se mandaron tropas a proteger la ciudad y sus riquezas. Bazán terminó los preparativos de su escuadra a todo prisa y se lanzó al mar en busca de los franceses siguiendo el rumbo que le había proporcionado Leiva.

BATALLA DE LA  RÍA DE MUROS

Clamorgan desconocedor de la flota de Bazán se adentro en la ría de Muros llegado a la ciudad del mismo nombre. Mientras tanto, Bazán rastrea toda la costa cantábrica y gallega buscando a Clamorgan, hasta que un barco lugareño les indica donde están los franceses, en la ría de Muros. Por parte de Bazán en la preparación para la batalla da una arenga a los suyos, aprovechando que era 25 de julio día del apóstol Santiago, diciéndoles que en tan significada fecha era imposible que pudieran perder. Penetraron por la difícil ría hasta llegar a la ciudad de Muros. Allí la inmóvil flota francesa estaba negociando un rescate para no destruir dicha villa. Parece ser, que conocedores de la proximidad de la flota española estas negociaciones se alargaron lo más posible por parte de los muradanos. Cuando aparece Bazán, los barcos de Clamorgan están casi todos amarrados en el puerto, frente a la flota española que entra por en la ría velozmente con la pericia de los pilotos lugareños conocedores de la misma. Al verse ambas armadas se dispuso el combate. Álvaro de Bazán tenía 16 barcos frente a los 25 franceses pero la sorpresa que supuso para estos, que estaban varados en Muros, permitió mitigar su desventaja. El perspicaz Almirante se lanzó hacia la nave capitana de Clamorgan enfrentándose a esta y a la del corsario Hallenvarde conjuntamente, sufriendo muchas bajas entres sus hombres. Pero aprovechando un golpe de viento embistió contra la de Clamorgan con tal ímpetu que la hundió, dejando libre una banda para centrarse en la de Hellenverde, a la que posteriormente abordaría rindiéndola. El combate duraría dos horas hasta que la flota francesa terminase por rendirse, salvo una nave que pudo huir. 

En esta batalla fue la puesta en escena del gran Álvaro de Bazán (hijo) con solo 17 años. Las bajas francesas fueron de 3.000 hombres frente a 300 españoles más 500 heridos.

La victoria de Bazán fue total, aunque él se recriminaba el hundimiento de la capitana francesa donde iban mucho de lo robado. Los barcos requisados se llevaron a La Coruña donde se entregaron a sus dueños lo robado.