MÜHLBERG 1547
Después de la campaña del Danubio de 1546 las espadas quedarían en lo más alto hasta la llegada de la primavera de 1547. Carlos comenzó a recibir tropas desde Flandes e Italia junto al tercio de Hungría. Por parte protestante Felipe de Hesse quería la paz, pero Carlos V no estaba por la labor y con un potente ejército reunido en el Elba fue a la busca de Juan Federico que comandaba la liga Esmalcalda y se encontraba en la orilla este del rio.
El Papa al no ver rentas ni tierras deja de apoyar a Carlos reduciendo su aportación económica a la mitad y retirando a sus soldados, lo cual enfureció a Carlos que dijo "de allí en adelante pensaba acatar a San Pedro, pero no al papa Paulo". Además el Papa traslado el concilio de Trento a Bolonia aduciendo enfermedades epidémicas en la ciudad imperial. Esto disgusto al Emperador ya que añadía más pólvora al fuego protestante, que veía que el concilio en una ciudad italiana era más controlado por Paulo III.
Tras estos últimos movimientos Carlos contaba con el apoyo de su hermano Fernando con su caballería húngara, Alberto margrave de Brandemburgo, Mauricio de Sajonia, que quería recuperar territorios a su primo Juan Federico, los flamencos del conde de Buren. Los tercios italianos de Nápoles con Alonso Vivas de maestre de campo y Lombardía al mando de Diego de Arce, junto con el de Hungría de Álvaro de Sande. En total 8.000 infantes y 600 caballeros. Los italianos de Octavio Farnesio yerno de Carlos, junto a los lansquenetes alemanes. En total más de 25.000 soldados de infantería y 5.000 caballeros, cifras que duplicaban ampliamente a los protestantes. Estos hicieron una muy mala planificación propiciando la dispersión de sus hombres por toda Sajonia.
Carlos manda al conde de Buren con sus flamencos a Frankfurt y demás ciudades tomadas, para protegerlas. Por su parte Juna Federico hace lo mismo pero en mayor cuantía para defender todo su territorio dividiendo su ejército a la espera de poder incrementarlo en breve. Esto le hacía vulnerable. Mientras Felipe de Hesse intentaba buscar un acuerdo con el Emperador para evitar la guerra y ganar tiempo. Pero para Carlos era el momento, tenia libres las manos por los acuerdos de paz logrados con turcos y franceses, y este problema con los príncipes rebeldes estaba siendo muy largo en el tiempo y quería un enfrentamiento para derrotar a los cabecillas de la liga Esmalcalda. Carlos fue hábil y siempre tildo de rebelión al conflicto, separándolo del problema religioso.
El primer movimiento llegó a cargo de Alberto Brandemburgo, conocido como el iracundo. Penetró en terreno del elector de Sajonia, con el cual entabló la primera batalla, siendo vencido por las fuerzas de Juan Federico, que incluso lo capturó como prisionero. Alberto cometió un gran error de no atrincherarse y esperar el ataque de Juan Federico, y se enfrentó a él en campo abierto, sucumbiendo de manera estrepitosa ante un ejército netamente superior.
Juan Federico se establece en Meissen sabedor de que el tiempo va a su favor, quiere evitar enfrentarse al grueso de las tropas imperiales más numerosas en esos momentos. Estas se encuentran en territorio hostil y su avituallamiento es difícil y complicado, además de muy costoso. Los imperiales saben que todo el tiempo que estén en estas tierras correrá en su contra. Los protestantes destruyen todos los puentes que comunican del Elba para evitar el paso del enemigo. Esto históricamente es visto como una debilidad del adversario. Encontrándose en la orilla más rocosa y con terreno más escarpado, propicia para la defensa. De Meissen siguiendo la orilla de río se traslada hasta el pequeño pueblo de Mühlberg que abandonaría su anonimato para siempre, pasando a la historia.
Carlos V por Tiziano en Mühlberg |
El duque de Alba es el encargado de esta campaña. Infiltra al maestre de campo Álvaro de Sande junto con varios soldados en el campamento protestante que le dan una idea muy exacta de la composición del ejército enemigo, corroborando su inferioridad numérica respecto a los imperiales.
Buscan un paso hacia la orilla derecha donde están los protestantes, mandando multitud de exploradores. Uno de estos encuentra a un lugareño que ha perdido sus caballos a manos de los protestantes. Tras la entrega de los caballos perdidos y una cuantiosa recompensa, este les proporcionara una valiosa información. Existe un vado por el cual es posible el paso ya que no llevaba mucha agua el rio en esos momentos. Otros exploradores ven al norte en Torgau, a más de 20 km un puente que no ha sido destruido. Alba manda 300 caballeros húngaros y 100 arcabuceros españoles a caballo para tomarlo. Pero los herejes están allí dispuestos a defenderlo incluso con artillería.
Los imperiales habían construido un puente de pontones para cruzar el rio que era transportado a caballo, pero al llegar se dan cuenta de que es pequeño para la anchura de este. Pero todo cambiaría en el amanecer del 24 de abril. La niebla cubre el rio y frente al campamento imperial se encuentra un puente hecho de barcas que tenia Juan Federico para poder cruzar a la otra orilla y moverse por el rio. Ante esta situación 11 españoles con espada en la boca, grasa y ceniza sobre su cuerpo para mantener calor y no ser vistos, cruzan nadando el rio hasta la orilla enemiga para apoderarse de las barcas. Cuando llegan a la orilla sorprenden a sus enemigos apoderándose de las barcas y llevándolas hasta la orilla española. Es una auténtica hazaña novelesca que sería crucial para el desenlace de la batalla.
EL DUQUE DE ALBA CRUZA EL ELBA
Juan Federico piensa que los imperiales van a cruzar por Togau, que es el paso más lógico. Concentra allí fuerzas. Pero también se ven españoles por el vado, y le han robado su puente de barcas. Les atacan por varios frentes. Estos movimientos pusieron en alerta al príncipe rebelde, que viéndose en desventaja optó por replegarse a un bosque que había cercano, en lugar de defender los pasos del rio como habría sido lo más lógico.
Duque de Alba |
Por el norte en Torgau la caballería también a tumbado a las fuerzas rebeldes y comienzan a cruzar, aunque debido a la distancia del grueso del campamento de Mühlberg no tuvieron incidencia en el resultado final.
Juan Federico se ve desbordado e intenta conducir a su infantería en retirada hasta el bosque y posteriormente llegar a Wittemberg, pero la caballería imperial (reiters) es más rápida y empiezan a rodearlos. En ese momento no le queda otra que lanzar su caballería contra los imperiales, para frenarlos y salvar parte de su ejército, pero ya es tarde, no fue capaz de defender el paso de sus enemigos por el Elba que había sido su fatídico error. Los imperiales atacan por su flanco derecho con Mauricio a la cabeza. Primero los arcabuceros a caballo seguidos de los lanceros desarman a la caballería protestante. Los caballeros de la liga son duramente derrotados. Los arcabuceros a caballo desmontan y toman el camino hacia Wittemberg encerrando a la infantería protestante que ya no puede escapar. Aquí dejo de ser una batalla para ser una cacería. Se convirtió en una masacre la huida en desbandada de los rebeldes por parte de la caballería imperial, cobrándose más de 8.000 muertos y prisioneros, entre ellos Juan Federico. Este herido en la cara intento resistir con un grupo de caballeros, pero rodeados se rendirían ante Mauricio de Sajonia. Por parte imperial solo tuvieron unas centenas de bajas.
Carlos V "el Cesar" logra una victoria total sobre la liga Esmalcalda, eliminando su ejército y apresando a su principal cabecilla y dejando para la historia la famosa frase, "vine, vi, y Dios ha vencido", imitando el "vini, vidi, venci" de Cesar Augusto.
Pero la batalla de Mühlberg no seria una victoria en si misma. Militarmente se desmantelo la liga, pero el protestantismo seguiría. Carlos llego al cenit de su reinado, fueron sus años más afamados, con la paz en el imperio, con Francia, y los Turcos. Y pensando que el concilio de Trento sería la solución al problema religioso. Pero Mauricio atesoraría un enorme poder al mantener el ducado junto al electorado de Sajonia, y pronto pondría de nuevo en jaque al Emperador.